Paraguay experimenta una caída en su actividad económica de 2,8% en el primer semestre de 2019. Este registro de seis meses de caída es el más negativo de los últimos 20 años, desde el periodo de enero-julio de 1999. El Ministro de Hacienda paraguayo, Benigno López Benítez, informó en su cuenta de Twitter eventuales medidas a tomar luego de un intercambio entre autoridades del ministerio y expertos en materia económica. El jerarca explicó la situación de la economía paraguaya y destacó posibles medidas a tomar para evitar un empeoramiento de los indicadores, como generar alternativas en las políticas públicas, planes de inversión y nuevas reformas.

En su columna en el medio Última Hora, el ex ministro del Banco Central de Paraguay, Carlos Fernández Valdovinos, habló sobre las expectativas de cara al segundo semestre del año y consideró que el crecimiento económico del país estará por debajo de 1% del Producto Interno Bruto. Fernández afirmó que las alarmas ya están encendidas y que las autoridades deben tomar medidas que no dañen el aparato productivo del país, así como cuidar el bienestar de los distintos agentes económicos. Sin embargo, en declaraciones al diario La Nación de Paraguay señaló que “cada vez será más difícil para la gente acceder al empleo formal y volverán a la pobreza tras la recesión”.

Según escribió en su cuenta de Twitter el diputado frenteamplista de Asamblea Uruguay Alfredo Asti, en Uruguay “algunos pretenden” tomar de ejemplo a la economía paraguaya. Asti dijo a Sala de Redacción que la caída sostenida de esta economía se debe, entre otros motivos, a factores climáticos que golpearon a ese país de manera considerable, y a la situación delicada que atraviesan Argentina y Brasil, dos importantes socios comerciales. Consultado sobre el impacto que puede alcanzar en los distintos estratos de la sociedad paraguaya, Asti aseguró que ese país tiene grandes debilidades a nivel social y laboral, y que la conocida “flexibilidad laboral” genera es más desigualdad. El legislador concluyó que el cambio debería ser de raíz para transitar por un camino diferente, con políticas equitativas para que “nadie quede en el camino”.

Por su parte, su compañero de sector y licenciado en Relaciones Internacionales Sebastián Hagobian coincidió con que el factor climático y la situación de los países vecinos son las principales causas de los resultados económicos paraguayos. Según explicó, ello afectó la producción de sus cosechas y sus exportaciones. Hagobian aseguró que las políticas “neoliberales” que llevó adelante el actual presidente, Mario Abdo Benítez, causaron una baja inversión en obra pública, otorgando un mayor protagonismo al mercado. En cuanto al costo político, Hagobian opinó que será “muy alto, con inestabilidad y dudas”, por ejemplo, para futuros inversores.

“Existen internas dentro del oficialismo paraguayo dado que las medidas del Poder Ejecutivo causaron rechazo desde el inicio y existe división en el Partido Colorado de Paraguay”, dijo, y consideró que esta “es una buena oportunidad para el avance de los movimientos progresistas”, en referencia a la coalición de izquierdas Frente Guasú y al tradicional Partido Liberal, que se aliaron en la última contienda electoral. Consultado sobre el impacto en Uruguay, aseveró que, si bien no le conviene la situación de Paraguay y de los demás socios del Mercosur, el país tiene un buen manejo en aguas turbulentas, con un desarrollo sostenible desde hace años. En suma, considerando que Uruguay tiene poco intercambio con Paraguay en comparación con Argentina y Brasil, Hagobian concluyó que no habrá un impacto desfavorable en la economía uruguaya.

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